viernes, 2 de septiembre de 2011

Saga Chicago Stars 2: Heaven Texas de Susan Elizabeth Phillips

Heaven Texas


Contra viento y marea, Gracie Show está determinada a conseguir que el legendario futbolista Bobby Tom Denton regrese a su hogar en Heaven, Texas, y ruede allí su primera película. 
Pero domar a un vaquero egoísta que conduce un T-Bird del 57 puede ser demasiado para un pimpollo de Ohio. 
A pesar de su deslumbrante aspecto y su letal encanto, Bobby Tom tiene muchas reservas sobre convertirse en una estrella de cine y ninguna intención de colaborar con una virgencita mandona que no es capaz de mantener alejada ni de su mente ni de su vida. Por lo tanto, el playboy buscalíos decide intentar esfumarse para evitarla. 
Pero nada es más persistente que una gata salvaje con corazón de ángel en un pueblo demasiado pequeño para que un hombre malcriado pueda ocultarse. Además todo eso se desvanece con el viento cuando dos personas descubren el amor, la risa y la pasión de tal manera que parece hecho en el cielo.
 
La historia del ángel y del buscalios. Completamente opuestos. Ella una chica que viste mal, insegura y que opina que su vida es aburrida. Él un hombre que ha perdido su pasión que era jugar al fútbol americano, y aunque lo esconda está dolido y amargado por ello. Una historia que te hace soñar.
Y no os perdáis la trama secundaria... Otro gran acierto de esta autora






—Pero Bobby Tom, Gracie no es…, es estupenda y todo eso, pero no es 
exactamente…  
Él aspiró profundamente para afrontar al frío y metió los dedos en el pelo de 
Gracie, clavándolos en su cabeza, donde nadie lo podía ver.  
—¿Hablas de la manera en que Gracie está vestida ahora mismo? Se pone a 
veces esas cosas, porque yo se lo pedí. De otra manera los tíos la miran 
demasiado, ¿no es así, cariño? 
Su respuesta se perdió contra su pecho mientras trataba de clavarle la caja de 
cartón. Él apretó más los dedos, impidiendo que levantara la cabeza y  sonriendo a 
más no poder. 
—Algunos de esos chicos del equipo de rodaje son algo salvajes y me temo que 
la acosarían.  
Tal como él había esperado, el anuncio de su compromiso hizo desaparecer el 
espíritu festivo de las mujeres. Ignorando lo mejor que pudo el frío helado que 
goteaba por su estómago, sostuvo a Gracie a su lado mientras se despedía. 

Cuando la puerta de la caravana finalmente se cerró tras la última de ellas, la soltó 
y la miró.  
La suciedad y el aceite manchaban su cara y la mayor parte del frente de su 
vestido, mientras el helado derretido goteaba bajo la tapa del envase aplastado y 
corría en regueros de chocolate, fresa y vainilla por sus dedos. 
Él esperaba un acceso de ira, pero en lugar de exhibir cólera, sus ojos se 
entornaron con determinación. En ese momento recordó que Gracie casi nunca 
reaccionaba de manera previsible, justo cuando su mano salía disparada y agarró 
el borde de la abertura en forma de V de sus vaqueros. Antes de que él pudiera 

reaccionar, había metido el helado derretido en la parte delantera de sus 
pantalones. 
Él aulló de dolor y dio un salto en el aire. 
Ella dejó caer la caja de cartón al suelo con un golpe y cruzó los brazos sobre el 
pecho.  
—¡Eso —dijo— es por hacerme comprar condones delante de tu madre! 
Debió ser realmente dificil gritar, saltar de un lado a otro, maldecir y reírse al 
mismo tiempo, pero Bobby Tom de alguna manera lo consiguió. 
Mientras él sufría, Gracie permaneció mirándolo, con el helado derritiéndose en 
el suelo. Con justicia admiró su actitud. Él se había equivocado al incordiarla sin 
cesar y ella había tomado represalias, y, con excepción del despliegue de 
palabrotas, él lo estaba llevando realmente bien.  















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